No llamadles fachas, ni fascistas, que herimos su gran sensibilidad


 

Anda  revolucionada la carcundia hispana. Sin ir mas lejos, dos de sus mejores voceros, Antonio Burgos y Arturo Pérez Reverte, dedicaban sus columnas del pasado fin de semana a convencernos del inadecuado uso del lenguaje y otras finas sensiblerías, que hacemos, cuando desde la progresía o el rojerio, tildamos de esta manera a nuestras sensibles víctimas de nuestro entorno o de nuestra escena política.

Un grave problema. Burgos o Reverte podrían haber dedicado sus esfuerzos literario-paroxísticos  a comentar algo sobre el treinta aniversario de unos sucesos, donde unos singulares exponentes de la España cañí, tricornio, bigote y pistolón en uso, pusieron contra el paredón a la otra media España. Pero es algo tan frecuente, tan normal, que su celo se fue a reflejar el malestar que le produce al facherio que lo califiquen de tal.

Y si Tejero, Milán del Bosch, Cortina o Armada no son fachas o fascistas, ¿qué es lo que son?  ¿Patriotas o nostálgicos descarriados?

Tiene narices este país. Cuando la derecha se ha pasado cuarenta años administrando su triunfo en la trincheras, fusilando, reprimiendo, encarcelando o torturando a todo lo que le parecía rojo o republicano, ahora hay que cogérsela con papel de fumar para no herir la sensibilidad de un conjunto de personas, demócratas de anteayer, que no es que no quieran abortar, divorciarse o a los matrimonios gays, es que se lo quieren impedir, a la bravas, a todos los demás.

Acuden a las llamadas de sus obispos con un furor y unas energías que ya quisiera para si la izquierda protestona de toda la vida, defienden el derecho a la vida, claman contra el terrorismo y contra todo lo que les parece que se mueve de nuestra inmovilista sociedad, y claro, se olvidan del millón de muertos que provocó el alzamiento en armas de uno de sus generales. Y, amparados en sus farrucos jueces, quieren poner el punto final a un genocidio que tiene enterrados en viles cunetas o fosas comunes, a 145.000 españoles. Que por ser, o aparentar ser de izquierdas, no eran menos seres humanos y españoles que ellos.

No. No llamadle fachas, ni fascistas, ni facciosos, ni facinerosos, ni falangistas, ni farsantes, ni falaces. Que se molestan y los emocionamos y todavía se tiran al monte otra vez.

Probablemente nada es mas agradable al ser humano que apreciar la estulticia ajena. Que desde sus gurteles, encuestas favorables y camisas renovadamente azules, mártires de su permanente cruzada, sigan ladrando.

Acerca de lucasleonsimon

Nací en Córdoba en agosto de 1947 en el seno de una familia republicana, represaliada por el franquismo. A los catorce años comencé a trabajar en la empresa Cenemesa, más tarde Westinghouse y más tarde ABB. Me inicié en el sindicalismo y la política clandestina, al mismo tiempo. Fui concejal del Ayuntamiento de Córdoba entre 1983 y 1987, en el gobierno de Julio Anguita. Desde 1985 he ejercido el periodismo de opinión en medios como Diario 16, Nuevo Diario de Córdoba, La Tribuna, La Información, Diario de Andalucia y Agencia Efe.
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5 respuestas a No llamadles fachas, ni fascistas, que herimos su gran sensibilidad

  1. raeldia dijo:

    Como dicen en el futbol tapandose la cara y señalamdo con el dedo:»…hijos de puta»

  2. Querido Lucas:
    Las simplificaciones son odiosas. En nuestra guerra civil hubo dos bandos, y en uno de ellos no todos eran rojos, en el sentido de estalinistas, ni en el otro falangistas en el sentido de fascistas.
    Lo casi cierto según la historia es que en Europa en los años treinta existían tres ideologías políticas, muy próximas: Los nazis, los fascistas, y los falangistas. Hubo una guerra y fueron borrados de la historia. En Alemania están prohibidos por ley, en Italia no lo se,como es tan especial, y si no, ahí está Berlusconi, y en España existen ciertos grupos no muy numerosos de falangistas.
    La guerra europea la ganaron los que ya se sabe y son favorables al sistema democrático bipartidista, uno a la derecha, el democrático y el otro un poquito mas a la derecha el republicano, y ese es el sistema que tenemos, y que impusieron en Europa cuando ganaron la guerra. Porque el desembarco de Normandía y lo que siguió después no fue obra de la «gauche divine», sino de los enemigos de los sistemas totalitarios. La «gauche divine», combatió en un principio y no pudo impedir que los carros de combate llegaran a París en menos tiempo de los que emplea un turista alemán a bordo de un Mercedes S-500 actualmente.
    Los que combatieron en Normandía y ganaron la batalla no eran fascistas.
    En tiempos pretéritos a algunos, muy pocos, nos llamaban rojos, y había quien se molestaba, otros no. Cada uno se molesta por lo que quiere, especialmente si el que te llama fascista antes te llamaba rojo.
    Los norteamericanos son de derechas y no son fascistas sino todo lo contrario. En general. Lo mismo que aquí.

    • Querido Rafael:

      Hay que tener un gran conocimiento de los grupos sociopolíticos y de la historia para distinguir matices entre nazis, fascistas y falangistas. Pero hay personas que los distingue. Por ejemplo, dicen que la JONS (fundada por Ramiro Ledesma) era «nazi», a diferencia de Falange que era simplemente «fascista». Pero hubo alguien que los unificó por decreto y se acabaron las diferencias. Todos fachas.

      La «gauche divine» llevó el peso de la Resistencia y no luchó sólo al principio, en la Brigada Letelier que tomó Paris estaban miles de milicianos españoles.

      Me alegra saber que hubo un tiempo en el que te llamaran «rojo». Y que no te molestaras por ello.

      No creo que todos los norteamericanos sean de «derechas». Hay bastantes que pasarían la homologación como «rojos» al estilo europeo. Constátolo. Al igual que la existencia de abundantes «fachas» por nuestros lares. Cierto es.

  3. Antonio Rodríguez Navas dijo:

    Fantoches,felones,farfollas,faltuscos,fanfarrias,filibusteros,efe-tera,efe-tera,efe-tera …

  4. Antonio Gª-Galán dijo:

    Muchos se pusieron la camisa azul para salvar el pellejo, los empleban para sus fechorias; algunos militares se escandalizaban con lo que hacían los criminales y ladrones; acordarse de las charlas por radio de Queipo de Llano, dándoles carta blanca—y si no traermelos aqui…..

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