La indignación al poder


El Centro de Investigaciones Sociológicas ha publicado, con un evidente retraso a lo que ya habían filtrado algunos medios informativos, un sondeo de opinión en el que por primera vez se incluía una pregunta sobre el grado de popularidad que tiene lo que genéricamente se conoce como el Movimiento del 15 M.
Un 70 % de la ciudadanía ve con “gran simpatía” la posición de los “indignados”, porcentaje que llega hasta el 83 % cuando el concepto se reduce sólo a “simpatía”. Jamás, en nuestro país ninguna organización, institución o concepto habían alcanzado ese grado de popularidad.
Algunos agencias demoscópicas han avanzado algo que el CIS no hace público y es que si ese movimiento, en principio apartidista, decidiera concurrir a las próximas elecciones generales, articulándose sólo como una “agrupación de electores” en cada circunscripción, sería la formación más votada.
Trascendente realidad. Una nueva forma de hacer y estar en política puede estar gestándose en estos momentos. Una democracia real, más cercana en todo al ciudadano y a sus problemas reales puede reducir a la nada al cuidado bipartidismo que desde la transición a la democracia se viene dando en nuestra pírrica forma de participar en política.
De ser así, sería francamente divertido comprobar como el Partido Popular, que lleva meses acariciando su acceso al poder, se quedaba con dos palmos de narices, y como el PSOE, según vaticinan estas encuestas, no llegaba ni a los cincuenta diputados.
Convulsa e ilusionante realidad. Aunque los intentos de desprestigio e incriminación hacia el 15-M por parte los partidos convencionales y su prensa afín pueden llegar a niveles insospechados, esta estimulante y nutriente posibilidad está muy por encima de los linchadores profesionales y esa privilegiada casta que elabora sus listas cerradas, insensibles y bloqueadas. Con estas perspectivas los infiltrados de toda grey van a llover. Pero para todo hay paraguas.
Cuando la crisis económica amenaza con devorarnos no estaría mal que, al menos en política diaria, alguna condición excepcional contraviniese esa aburrida normalidad y que si la primavera árabe abarrotó las plazas, sean ahora las urnas las que se abarroten.
Si en USA pueden presumir de tener un presidente negro, nosotros lo podemos hacer de tener un presidente “parado”. Se desacralizarían, a un tiempo, los presidentes y los parados. Amén.

Acerca de lucasleonsimon

Nací en Córdoba en agosto de 1947 en el seno de una familia republicana, represaliada por el franquismo. A los catorce años comencé a trabajar en la empresa Cenemesa, más tarde Westinghouse y más tarde ABB. Me inicié en el sindicalismo y la política clandestina, al mismo tiempo. Fui concejal del Ayuntamiento de Córdoba entre 1983 y 1987, en el gobierno de Julio Anguita. Desde 1985 he ejercido el periodismo de opinión en medios como Diario 16, Nuevo Diario de Córdoba, La Tribuna, La Información, Diario de Andalucia y Agencia Efe.
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9 respuestas a La indignación al poder

  1. Montserrat Olivella i Nadal dijo:

    Solo se puede añadir una palabra….OJALA!

  2. Eroma dijo:

    No era de extrañar. Todo aquel que haya acudido a las manifestaciones, a las acampadas o a las asambleas es consciente de la magnitud de este movimiento (palabra que me da un poco de yuyu porque me lleva a un pasado no muy grato). La cuestión ahora es como conseguir darle la vuelta a la tortilla, si desde fuera o desde dentro del sistema que criticamos, pero lo que tengo claro es que todo esto no va a quedar en el aire, se logrará algo importante.

    Saludos.

    • raromerol dijo:

      Dar la vuelta, a lo tortilla o a lo que sea, es poner arriba lo que está abajo. Eso es hacer la revolución ¿Quieren hacer la revolución los que ni siquiera quieren ir a votar? ¿Los que han votado por los corruptos del Partido Popular o por Sandokán? Hasta ahora todo lo que hay es aire. No sé cómo a partir de ello se pueden hacer ninguna ilusión de que va a surgir algo importante, de la nada, por la gracia del espíritu santo, sin querer hacer política, sin querer votar, sin querer coaliciones ni colaboraciones de nadie, despreciando la idea básica del izquierdismo: la unión de la clase.

  3. Manuel Delgado Milán dijo:

    El paraguas para los infiltrados que busquen medrar de alguna forma, conseguir poder en la hipótesis que planteas, sería que nadie que se proponga, sea propuesto. Pero creo que las características del movimiento, su horizontalidad, el liderazgo colectivo, la lucha en la calle, la concienciación popular, son poco compatibles con luchar por el poder institucional. El objetivo es cambiar las políticas y las estructuras de poder para que el pueblo mande y decida, por encima de los intereses de los tradicionalmente poderosos. Tenemos que darle una vuelta a este asunto. Pero lo primero es lo primero, no nos distraigamos.

  4. Carmen dijo:

    Seria lo más mejor para todos los ciudadanos que esto ocurriera, lo deseo de todo corazón, no
    más choriceo político ya está bien. Hoy he escuchado en radio nacional la entrevista que le han hecho a Rubalcaba, es para decirle de todo menos bonito, ahora se acuerda el Psoe que tienen que pagar quien mas tienen…………………..bla bla bla y nada mas, ya no nos la cuelan.Saludos.

  5. Rafael Romero dijo:

    Un nuevo ataque con las posibilidades de conseguir algo. De desviar el voto. Ya lo hizo Felipe González diciendo que lo peor que se podía hacer era votar por «ªUnidad Popular» (en vascuence «Herri Batasuna») consiguiendo el resultado apetecido: 200.000 votos críticos, que podían haber sido de gran utilidad, se arrojaron a la basura. También consiguieron desorientar a la gente con la presentación, a nivel estatal, de la operación Roca, de Convergencia y Unión Democráticas de Cataluña, por Cataluña y sólo para Cataluña. Más tarde con el invento de Unión para el Progreso y la Democracia, en la que Rosa Díez trataba de encontrar un hueco entre el Partido Popular y el PSOE, repitiendo todas las críticas derechistas de aquél contra éste, especialmente todas las falsedades respecto del terrorismo, lo único precisamente en lo que no cabe hacerle la menor crítica, salvo mintiendo, al Gobierno actual.

    Y siguen lanzando inventos para despistar a los electores, dividir los votos críticos, en vez de concentrarlos en Partidos o coaliciones que, desde hace 90 años vienen repitiendo precisamente lo más sensato que plantean los del movimiento quinceemero, con experiencia, con hechos, y no por apuestas sobre no se sabe qué, sin organizar, sin conjuntar, con mensajes incoherenes y contradictorios, para que parados puedan hacer su formación profesional en política, sin un plan concreto de nacionalización de empresas, estímulos a la reactivación económica, la menor preocupación por la trascendente Deuda Pública, la reforma o la contrarreforma (es decir, la vuelta atrás sobre los disparates, tropelías y confiscaciones realizadas) laboral o fiscal, para reequilibrar los presupuestos sin necesidad de recortar los derechos de los trabajadores, que parecen que no le importan nada en absoluto ¿Es así como pretenden que superemos la depresión económica? ¿Qué se puede esperar de un país en el que los votantes ponen sus esperanzas en tales profetas, salvadores de la Humanidad, que mezclan mensajes anarquistas con los directamente fascistas? Para presentarse a un proceso electoral tendrán que aceptar las normas electorales, que exigen listas cerradas y bloqueadas. O no presentarse. La Ley no obliga a que sean insensibles, y no sé cómo se puede evaluar si una lista es sensible o no. Si el PSOE consigue sólo 50 diputados, por mucho que a algunos les guste ¿Con quién se va a conseguir una coalición de Gobierno, un Frente Popular? ¿Absteniéndose, como han hecho en Extremadura? ¿Consiguiendo la mayoría absoluta? ¿Quiénes?

    ¿Es que no son sensibles las listas electorales del Partido Popular a los Bancos, a las exigencias de la patronal de no subir sus impuestos, aunque sí el I.V.A., que lo pagamos los trabajadores, y la incautación de derechos laborales, como demuestran absteniéndose en votaciones transcendentes y exigiendo, como ellos, que se vaya más lejos, hasta el precipicio, ya que son quienes financiacian sus campañas? ¿Cómo se puede evitar que entren los infiltrados, como los que dicen que golpearon y pintaron la ropa con pintura indeleble a los diputados al Parlamento catalán, fuese cual fuese su intención de voto, o agredieron a los que levaban banderas republicanas a sus concentraciones, o a dirigentes de una coalición política que lleva más de 6 años, que yo sepa, organizando concentraciones en contra de los desahucios, sin que las masas populares hayan acudido a secundarlas, si carecen de experiencia de comportamiento organizativo interno? Si lo que se pretende es diversión, para eso no hace falta comprometer el futuro en proyectos no explicitados, contradictorios e incluso peligrosos. La «primavera» árabe va por muy mal camino. En Egipto lo que hay es una dictadura militar, que hasta septiembre no tiene intención de hacer elecciones ¿Exigirán también listas cerradas y bloqueadas o permitirán el voto a mano alzada en Midán Tajarir? ¿Cabrán todos los votantes, al mismo tiempo, en la «Plaza de la Libertad»? En Túnez siguen prácticamente los mismos, y han suspendido las elecciones para septiembre, sin haberlos examinado ni nada. En el Yemen y Bajreim siguen asesinando a los manifestantes, con todo el apoyo internacional de las democracias occidentales e incluso con el ejército de Arabia Saudí.

    Sólo se han tomado medidas contra Libia, con la pretesión de repetir la experiencia de Yugoeslavia, también con nuestra participación, y Siria, que todos sabíamos que era el siguiente objetivo, tras Irak y Afgganistán, ambas con nuestra participación, aunque ahora sólo sigamos en esta última, para poder construir un nuevo oleoducto desde Bakú y controlar el que ya existe, de forma que Estados Unidos pueda bloquear el petróleo a los países europeos que no se pongan de rodillas cuando le parezca. Aunque hay que reconocer que han hecho todo lo posible para justificarlo, especialmente el estúpido de Gaddafi. Pero también que nos creemos todo lo que nos cuentan, acríticamente, y no dejamos lavar el cerebro sin comprender los objetivos que pretenden ¡Menudo futuro! Llevo decenios acudiendo a manifestaciones sindicales y a favor de la democracia, de las votaciones, incluso con listas cerradas y bloqueadas, y han sido mucho mayores que las de los quinceemeros, que, además se niegan a unirse con los despreciables trabajadores, por ejemplo la convocada para presentar la iniciativa popular para pedir una Ley que devuelta a los trabajadores los derechos e ingresos confiscados, no sea que les vayamos a contagiar algo. Pero parece que los que apoyan a éstos no han debido estar en ninguna, porque no saben evaluar la presencia. Existen muchas formas de manipular. Una de ellas es no proponerse a las elecciones, sino que sean otros los que te propongan. Es lo que hacen los que tienen estructuras políticas organizadas.

    Algo que cualquiera que tiene experiencia lo sabe, pero no los que hasta ahora sólo se han estado arrascando la barriga y creen que van a venir los ángeles a resolver nuestros problemas, con ideas benévolas, ingenuas, ilusas. Para cambiar las políticas y las estructuras de poder hay primero que conquistar el poder. Se puede conseguir de tres formas, ganando las elecciones por mayoría absoluta (para lo cual no se pueden perder votos dejando listas abiertas o permitiendo que se tachen nombres) mediante coalición con otros hasta sumarla (¿por ejemplo, los «ilusionantes» 50 diputados del PSOE?) o mediante una insurrección que conquiste el poder violentamente. A decidir. Con realidades, no con fábulas ilusas. Que el pueblo mande y decida por encima de los intereses de los tradicionalmente poderosos, darle la vuelta al asunto, es hacer la revolución ¿Son revolucionarios los quinceemeros? ¿Son revolucionarios los votantes del Partido Popular, por mucho que cambien su voto a los quinceemeros? ¿Se puede hacer la revolución sin revolucionarios? ¿Están dispuestos a correr riesgos los que ni siquiera se arriesgan a votar por alternativas algo más radicales, los que prefieren abstenerse, votar en blanco, anular sus papeletas de voto y ver la televisión?

  6. Javier Ochoa Perez dijo:

    Buenas noches Lucas, una vez más estoy de acuerdo, como siempre
    En la democracia occidental se goza de libertad a condición de no usarla

    Permíteme que añada lo siguiente.

    – Jacques Diouf, director general de la Organización de las Naciones Uni-
    das para la Agricultura y la Alimentación (FAO), informó que más de mil millones
    de personas padecen hambre en el mundo y que esta situación va en aumento debi-
    do a la crisis económica y al aumento en el precio de los alimentos. Expresó tam-
    bién que a pesar de que ha llamado a los países en desarrollo para que atiendan el
    incremento de la desnutrición no ha habido voluntad política para luchar contra
    este problema .

    – El saqueo, la corrupción y la especulación de los bancos y los organis-
    mos financieros que han afectado a millones de personas en el mundo han quedado
    impunes; la crisis económica que generaron la van a pagar los pueblos, y a pesar de
    la inconformidad manifestada en casi todos los países, ésta no ha sido suficiente
    para revertir la situación.

    – El registro histórico de las masacres provocadas por el puñado de gente
    que ha controlado el poder no ha sacudido las conciencias de la humanidad con la
    suficiente fuerza como para crear instituciones y mecanismos capaces de impedir
    que se sigan cometiendo crímenes de lesa humanidad constantemente y a gran es-
    cala.

    La frialdad con que se manejan las cifras de las víctimas de estos hechos
    por los medios de comunicación y los organismos internacionales resulta ajena al
    enorme sufrimiento que representan para la existencia de la mayoría de los seres
    humanos.

    Pero también la reacción de esas mayorías a esta dramática situación no
    parece lo suficientemente combativa para cambiarla. Es decir, tanto los medios
    como las poblaciones responden parecido ante hechos que debieran provocar ac-
    ciones masivas más contundentes por parte de las víctimas de tanto atropello.

    La lucha y el sacrificio de muchos hombres y muchas mujeres desde diver-
    sas regiones y trincheras no ha dado los frutos que merecían. Los procesos de cam-
    bio han sido demasiado lentos, incluso ahora, pareciera que retrocedemos en cier-
    tos aspectos, puesto que ahora la propia especie y el planeta mismo estarían en
    peligro de extinción. Hay que hacer algo y rápido.

    http://www.telesurtv.net/noticias/secciones/nota/71084-NN/en-el-mundo-hay-mas-de-mil-millones-de- hambrientos/

    Saludos cordiales.

  7. raromerol dijo:

    Sobre las encuestas: recordemos que, antes de las elecciones del 22 de mayo, el 73% de los españoles se mostraba contrario a que se incluyeran en las listas electorales a nadie imputado en procesos de malversación de caudales públicos. Sin embargo la gente votó, muy mayoritariamente, por el partido político que más malversadores de caudales públicos tenía en sus listas, no sólo imputados, sino incluso condenados por ello ¿Para qué sirven determinadas estadísticas? Pues para engañar a los poco advertidos ¿De qué hubiesen servido las listas abiertas? ¿Es que iban los votantes a tachar los nombres de Camps, Aguirre o Sandokán? ¿Es que no han votado por las listas encabezadas por ellos, sin el menor escrúpulo o remordimiento de conciendia? ¿Para qué, entonces, iban a servir las listas abiertas? Pues posiblemente para que perdiesen votos los candidatos de Izquierda Unida con sólo que la prensa canallesca, de derechas, como Dios manda, levantase contra ellos acusaciones falsas. Por ejemplo, considerar malversación de caudales públicos un acuerdo votado a favor, por unanimidad, por el Partido Popular y el Partido Andalucista, en el que se incluían como pliego de condiciones que los terrenos se vendieran por debajo de los precios de mercados a cambio de que las viviendas de protección oficial a construir en ellas se pudiesen adjudicar a precios inferiores a los de mercados. Resulta que el juez, del Partido Popular, seguramente, admite la querella presentada por el Partido Popular pero no incluye como imputados a los miembros del Partido Popular y del Partido Andalucista, que apoyaron la propuesta por unanimidad: populismo y electoralismo elevado a su mayor exponente. Sólo a los votantes que nos consideramos izquierdistas o progresistas de verdad, puritanistas e idealistas, nos pueden afectar las columnias que levanten sobre los candidatos con los que más coincidamos. A los demás, fanáticos de los suyos, de su ideología, todo lo que les interesa es que consigan o mantengan el poder, para que hagan lo que quieran con él.

    Seguimos sin darnos cuenta que el movimiento de «indignados» se está utilizando, una vez más, como otra forma de desviar votos críticos hacia opciones hueras, desideologizadas, sin claridad en sus planteamientos, melones por calar, que sólo buscan el protagonismo, que prefieren perder opciones de conseguir sus pretendidos objetivos que a «mezclarse con la chusma izquierdista o sindicalista» ¿También se negarían a coaliciones de Gobierno? ¿A mezclar sus votos con los de los inferiores y despreciables representantes de los trabajaores? ¿Se abstendrían en las votaciones parlamentarias? ¿De qué servirían, entonces, si no es para engañar a los predispuestos a dejarse engañar, a los que están deseando que les pongan una muleta por delante para perder el Norte, el rumpo, los objetivos reales, los intereses de clase?

  8. raromerol dijo:

    Un negro puede ser Presidente y seguir siendo negro. Un mulato puede pasar por negro, ponerse más o menos maquillaje, de uno u otro color, según le interse. Pero un parado deja inmediatamente de ser parado en cuanto obtiene un sueldo de 76.000 € anuales. Por definición, nunca tendremos un Presidente que esté parado. Puede haber estado parado antes de ser Presidente. Pero eso no es novedoso. Todos los que hemos buscado un trabajo, los que no tenemos enchufes para nada, hemos estado parados antes de trabajar. Incluso los ricos, los que nunca han tenido intención de trabajar, pueden pasar por parados si les interesa para hacer demagogia. Aunque para mí un político, es decir, alguien que dedique su tiempo a hacer política, aunque lo haga gratis, sin cargos públicos o de Partido retribuidos, no está en paro, aunque no cobre: realiza una labor, aunque lo haga como voluntario, como cooperante, a título gratuito, con generosidad, como lo hace mi hijo ¿Eligiría alguien como presidente de un Banco a alguien que estuviese en el paro? ¿Que nunca hubiese entrado en un Banco ni hecho ninguan operación bancaria? ¿Que considerase asqueante trabajar en un Banco, mezclarse con los empleados o los clientes de los Bancos? ¿Qué tipo de marca, de registro, se espera romper con ello? ¿El del país de los más tontos?

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