Leo en El Público la carta abierta que Ignacio Escolar (una de la cincuenta personas mas influyentes de España según el periódico El Mundo) dirige a Miguel Ángel Fernández Ordóñez, gobernador del Banco de España, y no puedo menos que estar de total acuerdo.
El desgobernado gobernador se ha pasado la vida con la misma cantinela: recorte del gasto público, retraso de la edad de jubilación y moderación salarial. No se le conocen ni otras letras ni otras músicas. Y ahora nos enteramos que el Estado le ha tenido que prestar 12.000 millones de euros a las cajas de ahorros a través del fondo de rescate para paliar una negligencia del Banco que preside MAFO (Miguel Ángel etc.…) que no hizo su función de prevenir, alertar y atajar el estallido de la burbuja inmobiliaria. Y esto último no lo decimos ni Escolar ni yo, sino la mismísima Comisión Europea. ¿Recorte del gasto público?
Y eso que los españoles le pagamos al señor Ordóñez 165.000 euros al año para que haga su trabajo, que el solo entiende como aparecer en cada foro posible para dar sus tres y reiterativas recetas mágicas.
Como consecuencia del desaguisado anterior el conjunto de las cajas de ahorro del país van a acometer un ERE colectivo que va a … ¡¡¡prejubilar!!! a 15.000 empleados desde no los 65 ni los 67 años por los que clama Ordóñez, sino desde los 55 años.
No se puede ser más inconsecuente, ni ineficaz a tan alto salario. Y es una desgracia común que tenemos en España. La de tener unos gobernantes y gobernadores muy por debajo de los gobernados. ¡Dios que buen vasallo, si tuviera buen señor! Se escribe en el Cantar del Mío Cid.
A veces uno tiene la impresión que son el mismo. Que no hay diferencia entre MAFO y Aznar, entre Zapatero y Mariano Rubio. Que son un mismo ectoplasma que nos ataca con diferentes caras y supuestas ideologías.
La marea los ha arrastrados a nuestras playas y tenemos que soportar sus cantinelas, su música celestial y la insoportable levedad de su ser.
No podemos consentir que esta gente nos venda la gloria y el castigo, al mismo tiempo. Como decía Carlos Cano de sus oportunistas aprendices del baile de sevillanas, “Que le den, que le den, que le vayan dando.”
Lucas Leon Simon 
Así es la vida… los gobernadores de los bancos centrales, las agencias de calificación, ¿los mercados?… todos alertando del despilfarro que era el que un pensionista o un parado pueda comer, para que ahora queden entrampados hasta nuestros nietos gracias a las bondades de su gestión y del sistema. ¿Qué será lo próximo que nos pidan?… supongo que nos dirán que mejor no hagamos ni elecciones. Y la verdad es que si vamos a hacer lo que ellos nos digan, pues mejor darles las llaves de la Moncloa y acabamos con la parodia. Eso, o pararle los pies a esta sinrazón.
Gracias Rafa por tu comentario. Dice Zapatero que ve «brotes verdes» para salir de la crisis. Yo tambien los atisbo pero en el grado de concienciación para frenar la ola neoliberal que nos invade. Mucho se ha hablado de la sociedad civil. Puede que con las incorporación de las nuevas tecnologías de alguna sorpresa inesperada.
Un saludo.
El problema está en quién pone a esos señores con tan altas responsabilidades. Son ¿los políticos?, aparentemente sí, pero creo que son otros los muñidores, personajes que saben de la tramoya de quitar o poner a políticos y aquellos otros que estos nombran. ¿quiénes son?, ¿dónde residen?, ¿se les conoce?, lo único que sabemos de ellos es que pertenecen a las llamadas fuerza fácticas. Estos individu@s para mantener su poder renuncian a su nombre, para así ser los dueñ@s del mundo. Son los emperador@s y magnates ocultos y anónimos del siglo XXI. Ahora bien el desastre de la naturaleza también les pillará, no ser que se marchen a la Luna o Marte que parece es su dios.
Gracias Demócrata. Marte era el equivalente latino de Ares, dios griego que sedujo a Afrodita, que estaba casada con Hefesto. Podría ser tambien el dios de los cabrones.
El castigo de los dioses fue adjudicarle una risa inextinguible. A ver si estos empieza a entrales la risa.
muchos bancos han demostrado un prestigio enorme como buenos hacenderos del dinero de sus clientes. Otros están en plena reestructuración y, además, necesitan de nuevas directrices que puedan sacarlos adelante