Desconexión


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Desconexión

He intentado este verano desconectar de esa  abracadabrante realidad que es este país, sus políticos, sus medios de comunicación, sus instituciones, sus cargos conduciendo borrachos a 170 kilómetros por hora, una tertulia de la tele-espanto -que pagamos todos- con sus cuatros tertulianos del mismo medio y opción política (ABC y la derechona), los legionarios desfilando (con su cabra) por Barcelona y un presidente –en funciones- haciendo el ridículo braceando cómicamente por los caminos calcinados de Galicia y de los narcos.

Por lo que me atrevo a leer, “España ha desconectado ya de Catalunya” según el  President Puigdemont, los bancos han desconectado de pagar los casi 26.000 millones de euros que le prestamos todos entre recortes y mordazas, Rajoy ha desconectado de la idea de formar gobierno y confía en que los abstencionistas del pavo y del turrón le dan la ansiada nueva mayoría para pasarnos a todos por la garlopa.

Pedro Sánchez ha desconectado de la idea de “formar” un gobierno de izquierdas, mientras Felipe, Guerra, Rubalcaba, Corcuera y otros santos barones han desconectado de la idea de “ser” de izquierdas y pueden acabar –todos- conectados al PePé.  Como “El País”  de los despedidos y represaliados  por opinión.  Todos desconectados de la realidad y conectados con las puertas giratorias, los bancos, el IBEX y sus intereses.

Albert Ribera y sus Ciudadanos han desconectado de la “regeneración blanca de la derecha” y son unos “degenerados” más –chicle Mac Gilwell, dicen-, el Obispo de Córdoba ha desconectado de la razón y cualquier día se despierta excomulgando a don Pelayo, los ciudadanos normales han desconectado de la “Fiesta Nacional” y los tendidos de la barbarie están más desiertos que el de Gobi.

A José Manuel Soria le han  desconectado del Banco Mundial de la Mentira. Y Soraya sigue conectada al cordón umbilical del cinismo absoluto. Susana Díaz ha desconectado de su dieta y cada día está más obesa. Su gordura está creciendo casi al mismo ritmo que su derechización y demagogia.

Los ciudadanos, trabajados a modo por las tele-basuras, han desconectado de cualquier reivindicación cívico-ciudadano-social- política y su gran preocupación es la XIII edición de Gran Hermano o la boda de Rociito.

El “gobierno” de Europa ha desconectado de los cinco millones de seres humanos e inmigrantes políticos que mueren y padecen a sus puertas y tiene “la tentación” de “nombrarnos” uno en España –o lo que sea-. Las encuestas no prevén que “desconecten” de Rajoy y sus mariachis.

A la vista de tantas desconexiones, creo que me voy a dar de baja de mi compañía eléctrica, me voy a comprar una cabra  y voy a “tirar p’almonte”.

Totalmente desconectado.

 

Acerca de lucasleonsimon

Nací en Córdoba en agosto de 1947 en el seno de una familia republicana, represaliada por el franquismo. A los catorce años comencé a trabajar en la empresa Cenemesa, más tarde Westinghouse y más tarde ABB. Me inicié en el sindicalismo y la política clandestina, al mismo tiempo. Fui concejal del Ayuntamiento de Córdoba entre 1983 y 1987, en el gobierno de Julio Anguita. Desde 1985 he ejercido el periodismo de opinión en medios como Diario 16, Nuevo Diario de Córdoba, La Tribuna, La Información, Diario de Andalucia y Agencia Efe.
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6 respuestas a Desconexión

  1. Maco dijo:

    Reblogueó esto en solo reblogueoy comentado:
    Avíseme, que le acompaño en esa desconexión.

  2. Racomu dijo:

    Estimado amigo, viendo el grado de desconexión en que se encuentra el país, y cómo nos está afectando el hecho de que una nación tan antigua y pistonuda como lo és España, no tenga previsto gobernar y poder controlar por medios democráticos a un gobierno-provisional. No me extraña, nada, pero nada que te vayas a comprar una cabra pa’irte al monte.

    Yo, también lo he hecho, aunque haya sido por otros motivos, así que teniendo en cuenta el calor del veranillo, que por Córdoba debe ser fino, me permito el placer de invitarte a mi relato por si coincidimos por el monte, y no por un monte cualquiera:

    “Amigos el verano estaba siendo muy duro y había que evadirse, viendo, además, cómo muchos de vosotros atravesáis mares y fronteras con facilidad pasmosa. Me he ido un poco lejos, porque sé que a mas de uno le gusta saborear las trazas de los caminos desde circunstancias adversas, pues ahí hemos tenido que coincidir saboreando el frescor de las chorreras serranas, en un intento de aprovechar el viento y la literatura. 
    Y como recordaba otro ¡Viva el ejemplo de Salvador Allende!, y ahora el relato.-

    -20-
    CUATRO DÍAS
    Si es verdad, como lo es, ser dulcísima cosa contar en tranquilidad
    acontecimientos, que por alguna causa, sino tormentosa, por su dificultad
    resulta que te han dejado honda huella en la memoria y surgen, una y otra
    vez, aunque pueda haber pasado mucho tiempo, así, pude echar a andar, un
    buen día al calor veraniego, hasta una de mis limitadas andanzas en un tren
    que mientras atravesaba el túnel del tiempo, iba quitando telaraña tras
    telaraña, para descubrir el amplio espacio donde se podía repetir, a base de
    grandes pinceladas, aquella experiencia que iba a intentar reverdecer, y
    que, casualmente un detalle en el episodio de una novela de un renombrado
    autor, del que ahora se celebran cuatrocientos años de su muerte puso en
    funcionamiento.
    En fin, como os decía, en su famosa obra Los Trabajos de Persiles y
    Sigismunda, novela de muchos e ingeniosos episodios, este famosísimo
    autor, relata uno que tiene que ver con pastores cerca de Guadalupe en
    Extremadura con el personaje de Doña Feliciana de la Voz, cuando la
    esconden de sus perseguidores, y la salvan de su desmayada hambruna con
    sopas de leche; y a su bebé al amamantarle con leche de cabra. Todo
    motivado por defender la buena moza, su libertad de elección y libre
    albedrío. Y así, en semejante estado, lector, pude hilvanar algunos
    recuerdos asociados a las “sopas de leche”, cuando retrocediendo en el
    tiempo, con dos amigos, nos pusimos camino de la ruta senderista que
    llevamos a cabo por la Sierra de Gredos, mientras en la radio del autocar
    Larrea que nos acercaba a Candeleda, sonaba el ‘La la la’ de la eurovisiva
    Massiel que se oía hasta en la sopa en aquel verano de la década gloriosa
    de los Beatles y el rock and roll, ahora ya tan remota o tan cercana como el
    mismo relato cervantino.
    Y nos pusimos a caminar por la amplia pista de la garganta de Chilla y
    su ermita desde Candeleda… Después de superado el primer día, llegamos
    al caer la tarde del segundo, a un punto de la sierra en el que estábamos
    rodeados y no podíamos percibir otro horizonte, que las macizas sombras
    graníticas y los afilados picos de lo mas escarpado de Gredos, al declinar la
    luz en aquel paisaje imponente. Sin dejar de avanzar, tiempo ha que
    veníamos oyendo tenues ladridos, que se fueron intensificando y
    mezclando con balidos de cabras a medida que nos aproximábamos a una
    precaria instalación pastoril, y, a toda una familia, dedicada a esos
    menesteres. Que allí estaban apostados para saber de las intenciones o de
    algún suministro que pudieran estar esperando. Entre sus miembros,
    también había una mujer, los cuatro con muy buena disposición y cada uno
    con una misión especifica. En aquel encuentro, todos manifestamos alegría
    al poder compartir un poco de aquella apartada soledad. No digamos
    nosotros, que agotados por la escabrosa subida y solo con la intuición,
    estábamos mas perdidos que Carracuca. Cuando explicamos el motivo de
    nuestro paso, y conocimos las razones de su industria. Se disiparon
    prejuicios y temores y nos ayudaron con lo mejor que tenían, su
    conocimiento del lugar, su acogida, alimento y consejo para aliviar la
    noche hasta la amanecida.
    Antes de que despuntara el día, nos despedimos de aquella familia;
    reconfortados con el rústico sustento, ya que el pan y la leche, allí no
    podían faltar; mientras uno de sus miembros con el hato de cabras, nos
    esperaba para guiarnos hacia el otro lado de aquella dificultosa muralla por
    su paso natural; durante unos cincuenta minutos, mientras nos apartábamos
    del aprisco, le fuimos siguiendo, sin pestañear, acompañados con el
    soniquete cencerril, y la guarda de su perro que apretaba a las cabras con
    carreras para que no se escabulleran, hasta que quiso parar el hombre, para
    indicarnos la dirección adecuada, ahora, ya a la vista, por la llamada
    Portilla Bermeja. Al despedirnos del cabrero, con efusivas muestras de
    agradecimiento, los tres, aguantamos mas de diez minutos, estáticos en
    aquel cómodo adiós que parecía eterno mientras contemplábamos la
    agilidad con que éste se iba alejando de nosotros; y al proseguir por entre
    aquellos peñascos, uno tras otro, tratando de seguir el ritmo que nos dejó
    marcado el emprendedor cabrero; llegó un momento, mientras las
    pulsaciones se disparaban, el sudor corría y los macutos nos gritaban con
    su inestimable avio, que uno propuso un descanso para sujetar el resuello y
    los tres aceptamos ipso facto; fue recostarnos y perder la noción,
    coincidiendo en haber soñado, durante unos veinte minutos, en una especie
    de paréntesis hipnótico de recuperación. La Portilla Bermeja estaba cerca
    pero nada fácil todavía de alcanzar. Así de esta guisa, llegamos por fin a
    este famoso paso del Circo de Gredos, y con él a la base de la cima del Pico
    Almanzor.
    El cuartelillo de la guardia civil al que fuimos a dar aviso de nuestro
    recorrido nada mas llegar a Candeleda, y una profunda, amplia y
    refrescante balsa o remanso mas arriba de la ermita de Chilla, piscina
    espectacular en aquella garganta del Tietar de tonalidades esmeraldinas,
    según la inclinación de los haces solares, donde satisficimos el placer del
    vivificante baño al atardecer y pasamos la primera noche, pronto quedó
    esfumada como un sueño al proseguir con la amanecida nuestra dura
    marcha; ahora, desde la Portilla, el dulce y refrescante remanso quedaba ya
    muy lejos -pero no tanto como para que pudiera ser olvidada tamaña
    satisfacción- entre una selva de altos helechos, pinos y manantiales donde
    no podía faltar a nuestra vista y en ese frescor, una tímida y temida víbora
    hocicuda.
    Y a primeras horas de la tarde, del tercer día, contemplábamos desde la
    perfecta atalaya de Portilla Bermeja (2416m), la hermosa vista de la Gran
    Laguna, los neveros y los muchos y renombrados picachos circundantes del
    famoso glaciar; mientras, rompiendo el silbo del viento, algunas montesas
    se hacían notar, arrastrando al vacío piedras con un choque fuerte y seco o
    posando en algún filo imposible. Y ahora, sin mirar atrás a la solanera que
    caía sobre Candeleda y todo el inmenso valle del Tietar. La siguiente meta
    sería cumbrear el Pico Almanzor (2592m), que estaba en ese momento a
    nuestro alcance y había que dar el do de pecho para tocar el mas famoso de
    todos los picos que nos rodeaban. Antonio Algara supo culminar e infundir
    en nosotros ese ánimo para hacerlo.
    Aquella misma tarde, orillados ya en la base de la Laguna y cerca del
    refugio Elola, pude comprobar el calor que representa el cero absoluto,
    cuando al zambullirme en otra balsa, junto a la pared de un negro y
    brillante roquedal por donde escurría una murmurante cortina procedente
    del deshielo, pero de la que tuve que salir volando tan rápido como había
    entrado en aquella purísima agua, abrasado por el frío, y, luego tuve que
    correr lo bastante para apagar aquel dolor explosivo que me subió a la
    cabeza. Visitamos el refugio y hablamos con algunos montañeros que
    pernoctaban en él, pero vivaqueamos la noche bajo nuestra anaranjada
    tienda.
    Al despertar del cuarto día, lo primero que vimos fue a algunas cabras
    hispánicas pastando cerca de la orilla; y tras desayunar proseguimos la ruta,
    no sin antes haber rodeado la Gran Laguna para buscar el paso y seguir
    hasta la Portilla del Rey (2362m) cima de las Cinco Lagunas. Seguimos las
    indicaciones del sendero y tras una aspera subida de mas de una hora, sólo
    vislumbramos una porción de la Galana, la primera y mas grande de las
    cinco, bajar hasta ella, era ya mucho tomate y decidimos desandar hasta el
    Circo para regresar a casa, pero con la idea de volver en otra ocasión.
    Cuando al esconderse el Sol, mas incómodos que cansados de la
    andada, llegamos a la Plataforma, nos dimos cuenta de nuestra falta de
    previsión. Era un día de diario, y allí solo había, y además se marchaba, un
    autocar con muchas monjitas pero no tantas como para llenarle. A las que
    nos dirigimos y pedimos si nos podían acercar a la ciudad. Ellas eran de un
    convento de Ávila, lo consultaron con la superiora y, después de una difícil
    deliberación, accedieron, mas compasivamente que convencidas, mientras
    alegres iban entonando cánticos de inocente pureza que a nosotros nos
    relajaban y vivificaban por el contraste experimentado, y el placer de saber
    que aquella noche dormiríamos en casa.
    Habíamos comprobado la dureza y la valentía que suponía para aquella
    familia de pastores, ganarse la vida en aquellas cabañas aislados en plena
    sierra: dos o tres meses al año estaban por aquellos lares pastoreando y
    ordeñando a las cabras para hacer queso, y solo cada semana, bajaba
    alguno de ellos con su producción o les subían viandas. Eso sí, nadie se les
    podía comparar a la hora de disfrutar de aquel purísimo cielo nocturno, que
    con irradiante fuerza les alumbraba, pudiendo disfrutar del mas remoto
    espectáculo constelacional, bajo la periódica lluvia de estrellas y el teatro
    de un fondo infinito y brillante de la Vía Láctea.
    Este distante recuerdo, empecé por titularlo sopas de leche, porque
    resultaba curioso, observar que igual lo podía haber anotado el insigne
    Cervantes, como yo al referirme a esta travesía tan sabrosa. Ahora, creo,
    que por fortuna ¿?, será difícil encontrarte con cabreros en la alta sierra que
    te cobijen en su cabaña, inviten a su mesa y te puedan orientar; a lo mas
    solo van quedando ruinas de aquellos durísimos apriscos. Perderse este
    rasgo, supone que va desapareciendo el rico pasto lo que gana el matorral,
    aumenta la desertización y con ella el peligro de incendios.
    Para nosotros aquella excursión supuso la práctica, de un encuentro con
    la naturaleza y la libertad de querer expresar tu atrevimiento, que tienen
    una condicionada relación entre si. Aquella experiencia, sin lugar a dudas
    nos dio alas para amar la naturaleza y ayudó a conocer nuestras
    limitaciones, aunque ahora ya éstas ni se discutan, recordando cómo somos
    deudores, de las buenas obras que otros nos hacen sin pedir nada a cambio.
    Otras muchas caminatas sucedieron después pero ésta, sin duda, es la que
    mas veces he repetido este disfrutado mes.”
    Raúl Collado (31/8/16)____________________________ (r_collado@hotmail.es)

    OTROS APUNTES:
    1.- Alto El León-Peguerinos (2011)
    2.- Ruta de los Puentes-Lozoya (22/4/13)
    3.- Valmayor (27/1/14)
    4.- Cárcavas de Castrejn (11/2/14)
    5.- Trillo a Carrascosa (14/3/14)
    6.- Guadarrama a los Molinos (5/4/14)
    7.- San Rafael-Alto Gargantilla-El Espinar (21/5/14)
    8.- Bustarviejo-Valdemanco-La Cabrera (14/6/14)
    9.- Rascafría-Puente de la Angostura-El Paular (13/6/15)
    10.- El Escorial-Peralejo-El Escorial (26/9/15)
    11.- Cadalso de los Vidrios, Las Rozas de Puerto Real (31/10/15
    12.- De Pareja a Sacedón por el embalse de Entrepeñas y Monasterio (14/11/15)
    13.- Impresiones de un día en la ciudad con mi NIKON 5.0 – 25mm y teatro en el Ateneo de Madrid (29/11/15)
    14.- Otro paseíto en domingo y mi descubrimiento de Federico Rubio y Gali (8/12/15)
    15.- Paseo por los Sotos de Aranjuez (23/01/16)
    16.- Villaconejos a Titulcia (12/03/16)
    17.- Los Molinos del río Perales (14/05/16)
    18.- Cárcavas del Pontón de la Oliva (21/05/16)
    19.- Frente del Agua -Somosierra y Buitrago- (11/6/16)

  3. ¡Magnífico Raúl! Desde la distancia dan envidia esos paisajes y ese modo de vivir.

  4. Eduardo Cerezo dijo:

    Como dicen los corridos «villistas, subiendo cerros y bajando montes, buscando siempre con quien pelear. Desconectemos mientras damos un sorbo de agua y un resoplido para recuperar aliento, deben saber que «somos duros de pelar»

  5. Q dijo:

    Yo también intento desconectar Lucas pero cuando leo o oigo ciertas noticias me pongo tan enfadada que ni yo misma me aguanto… Pero hay que ir soltando amarras si no lo poco que me queda será lo peor de mi vida y no es que haya sido un valle de rosas pero lo que está pasando ahora es de lo peor. Se suponía que seriamos más civilizados más cultos más humanos pero no, las ratas del pasado estaban acechando para aniquilarnos y esclavizarnos y lo van a lograr por lo que estoy viendo.
    No ha servido para nada la sangre derramada de los que lucharon por la libertad el sufrimiento el miedo el hambre la represión de un asesino que dio un golpe de Estado y mató a media España.
    Esos mismos han vuelto y si cave con más crueldad y los españoles dormidos sin reacionar
    Ese es mi pesar Lucas.

    Como siempre un placer leerte, un saludo muy cariñoso.

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