Un Congreso con goteras


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La humedad calaba hasta los tuétanos la esencia de la democracia. El Partido de la Podredumbre impedía preguntas, mociones, comisiones e investigaciones sobre su corrupción desinhibida y profesional.  Y llovía, sobre los tejados del Congreso, de la Democracia y de la Verdad. Y sus goteras empapaban de mentira los escaños, los sueldos y las dietas. Y la honestidad se quedaba humedecida de mentiras.

“Su historia es una patraña envuelta en una mentira que, finalmente, desemboca en un embuste», dijo —parafraseando al dirigente británico Winston Churchill- uno de los “mojados” por aquella gotera chapucera.

Un gran embuste que quería tapar un gran robo, masivo y reincidente en el tiempo, que destruía pruebas, ordenadores, discos duros y agendas de secretarias compradas al precio de sobre y que mentía, con empacho, en el Parlamento, en la prensa y en los plasmas.

Era eso, una plasma, un escombro, una reverencia al latrocinio, del mal llamado “gobernante” de aquel país de chorizos y morcillas. Una democracia chapucera y goterosa, contemplada desde afuera; maloliente y desvirtuada, hasta el límite del Golpe de Estado, desde dentro.

Tal era la fuerza de aquella fatalidad que arrastraba su basura por todo la desgracia de País, e inundaba Autonomías, Ayuntamientos, Fiscales, Jueces y Medios de Incomunicación, y el abismo se asomaba en forma de marhuendas, cospedales y florianos, que tomaban su inspiración desde sus propios zapatos, manchados de barro y agua corrupta de sus goteras.

Era un circuito obsesivo: el partido, la donación, el sobre, la dieta y la mentira parlamentaria. Que aplastaba la cabeza de los vencidos por el Gran Robo: los asalariados, los pensionistas, los probos funcionarios de sueldo recortable. Una maquinaria de destrucción que se retroalimentaba de recortes y ladrones. Por igual.

Pero entre jeroglíficos y cenefas ocurrió lo inesperado. A fuerza de goteras, de mentiras y fraudes repetidos, se hundió el techo de aquel Congreso y perecieron, ahogados en la gran ola cenital que se formó, el Gran Mentiroso, sus Acólitos de la Fraudulenta Mayoría, la Oposición Mojada, los Conserjes y Secretarias, sus Gin-Tonics de módico precio.

Todas sus horas estaban –están- contadas.

Acerca de lucasleonsimon

Nací en Córdoba en agosto de 1947 en el seno de una familia republicana, represaliada por el franquismo. A los catorce años comencé a trabajar en la empresa Cenemesa, más tarde Westinghouse y más tarde ABB. Me inicié en el sindicalismo y la política clandestina, al mismo tiempo. Fui concejal del Ayuntamiento de Córdoba entre 1983 y 1987, en el gobierno de Julio Anguita. Desde 1985 he ejercido el periodismo de opinión en medios como Diario 16, Nuevo Diario de Córdoba, La Tribuna, La Información, Diario de Andalucia y Agencia Efe.
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2 respuestas a Un Congreso con goteras

  1. Racomu dijo:

    Va, de literatura y sensaciones cuando mañana, jueves, tenemos planteado un picnic veraniego entre amigos; pero hoy miércoles de pronto empieza oscurecido el día y el cielo relampaguea y llega el diluvio en la ciudad que parece querer ahogar el corazón mismo del Congreso, ni siquiera me acuerdo, ahora, de los vampiros del hemiciclo que no se sacian de chuparnos la sangre:

    UN DÍA DE LLUVIA EN MIÉRCOLES
    ¡Oh, Dios!
    -Con la que está cayendo
    se nos jode la paella.
    -Y el penúltimo bañito de la temporada.
    ¡Por Dios, por Dios!…
    -Adiós a nuestro esperado ágape juevenil
    en Las Matas de Paco García.
    -Y la partida de Mús en su galápaga terracita.
    ¿Qué putada ha sucedido?
    ¡Hasta el omnipresente Ángel Caído,
    grita a los cuatro vientos con espanto,
    la cascada churreada en el Congreso!

    Perdona Lucas, hoy me salido así y te sigo admirando.
    Un fuerte abrazo

  2. maría zurita mayo dijo:

    Querido Lucas: no sabes cuanto he echado de menos tus comentarios en mi retiro» casi espiritual «pero bueno ya estoy otra vez en la lucha….Como siempre tu comentarío fabuloso,ya sabiamos que nos gobernavan,embusteros,corruptos,hopócritas y lo más triste fascistas resentidos,pero han llegado tan lejos que nos va ha ser muy dificil echarlos de sus poltrónas….¿¿Como no nos hemos dado cuenta mucho antes y hemos dejado pasar tanto tiempo sin salir todos a la calle y a puntapies despegarlos de sus asientos ??….Hoy no escibo más porque todavía me dura el cansancio del viaje.

    Un saludo.

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